Hay algo especial en una niña con capota. Es un toque diferente, de las niñas de antes, que a mí particularmente me encanta. A mi hijo no conseguí verle con ninguna, ni siquiera el día de su bautismo. Ese día lo intenté y se la puse, pero le duró muy poco. A mi hija en cambio, aún sigo poniéndoselas y las ha tenido de todos los tipos, colores, formas y tamaños.
En cuanto me confirmaron que lo que venía era niña, me fui corriendo a por la primera puesta. Quedé prendada de las tejidas en lana con puntillas de valencienne. Por supuesto me lancé e hice la gracia completa, añadiendo a las capotas sus correspondientes jerséis y patucos. Parecía una muñequita con aquellos volantes enmarcando su carita toda llena de lazos...
Llegó el verano y con él las tejidas en perlé, las confeccionadas en tela de algodón para los días más calurosos y cómo no, las de piqué. Éstas son mis preferidas. Son como gorritos de holandesa. Muy elegantes y, si las tienes en blanco, van con todo.
Reconozco que he tenido la suerte de contar con un par de artistas en la familia que me han ido surtiendo convenientemente y a cuál más bonita.
Este verano pasado he descubierto las de paja y tengo que reconocer que he sido un poco “madrastrona” porque no he sido capaz de quitársela ni siquiera en los días de más calor. Ella tan contenta con su “coco”... No salía a ningún sitio sin él.
Como no podía ser menos, en Meme y Nana también habrá capotas. La elegancia que no falte. De momento sólo las tendremos de la talla 2 y, si sois tan fanáticas de ésta elegante prenda como yo, podréis llevar a vuestras niñas además, con la capota haciendo juego con sus vestidos.